María Gómez conoce las entrañas de su
empresa como nadie. Es la encargada de las finanzas en Adolcans, una pequeña
fábrica de zapatos en el Estado
mexicano de Guanajuato (centro
del país). Desde hace seis años ha visto como la importación de calzado ha
desmenuzado poco a poco a la compañía. “Estamos en una situación grave, en una
crisis”, destaca. En 10 años, la firma ha reducido su producción en un 71%.
Ahora solo elaboran 1.700 pares de zapatos a la semana.
El sector en México vive un profundo
estancamiento, comenta Ysmael López, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de
Guanajuato (CICEG). En
este estado, la industria es uno de los motores de la economía: aquí se
elaboran cerca del 70% de los zapatos de todo el país con lo que aporta un
11,6% al PIB de la comunidad.
La liberación del mercado que se dio
durante el sexenio de Felipe Calderón permitió que las firmas chinas
aterrizaran con fuerza. “Estamos pasando por momentos complicados”, reconoce
López. La producción se ha estancado en aproximadamente 244 millones de pares
al año, mientras que las importaciones han pasado de tres millones a 85
millones, más de la mitad proviene de China, agrega.
Ante los reclamos de la industria, el
actual Gobierno federal ha puesto orden en el mercado. Durante 2013 y en lo que
va de este año se ha aplazado la entrada de un decreto presidencial, publicado
en 2008, que establecía un arancel del 20% a las importaciones de zapatos, ropa
y textiles.
Actualmente, la tarifa para las
compras de calzado al exterior es de un 25%, pero hace cinco años estuvo en un
70%, principalmente para las importaciones de China. La reducción permitió que los
productores de zapatos provenientes de China, Vietnam e Indonesia,
principalmente, se volcaran hacia el mercado mexicano.
Este viernes, el Ministerio de
Economía mexicano ha publicado un decreto presidencial, con ocho
medidas, entre las que destaca un arancel fijo de entre un 25 y 30% para todas
las compras de calzado del exterior con los países que no se tienen firmados
acuerdos comerciales. Además, el Gobierno se compromete a restablecer los
pecios de los productos foráneos que están por abajo del mercado. La medida da
cancela el decreto de Felipe Calderón y evita que se rebajen aún más las
tarifas de importación.
“Hay evidencia de que se importan
zapatos con un costo de siete dólares, cuando en el país el precio supera los
20 dólares”, afirma López. “Con el decreto se inicia la defensa del calzado
mexicano, ante las prácticas desleales de países como China y Vietnam”,
destaca.
María
Gómez, sin embargo, es poco optimista con las medidas. “Mientras no se recupere
el consumo interno no se podrá revivir al sector”, afirma. Su análisis es
sencillo: “La gente prefiere comprar zapatos extranjeros que cuestan 150 pesos
(11,50 dólares) a un producto que va más allá de los 250 pesos (cerca de 20
dólares)”.
En todo el mundo, China es el primer
productor de zapatos con la elaboración 13.300 millones de pares durante 2013
con lo que acapara el 63,1% del mercado. India ocupa el segundo sitio con un
10%. México apenas controla el 1,2% y se coloca en el noveno lugar, según el
análisis World Footwear Yearbook.
En México, el consumo per cápita de
zapatos es de 2,6 pares al año, mientras que en otros países de mayor
desarrollo ronda entre los cuatro y seis. Casi un 60% de las 8.225 fábricas
productoras son micro y pequeñas empresas y no superan los 50 trabajadores,
según las cifras de la CICEG. En todo el país, el sector genera 579 mil
empleos. Durante el año pasado, la Industria registró un descenso del 39% en su
plantilla.
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