La UE llevará a su reunión de este
viernes con los Estados miembros una dura propuesta de sanciones contra Rusia.
Tal y como adelantó este diario el miércoles, los Veintiocho se disponen a
redoblar las restricciones sobre el mercado de capitales ruso, endurecer las
restricciones en la compra y la venta de armas y restringir aún más el acceso a
tecnologías clave para la extracción de petróleo.
Si estas medidas reciben el visto
bueno definitivo de los Veintiocho, las sanciones se sumarán a las ya aprobadas
con anterioridad —prohibición de la compraventa de acciones o bonos emitidos
por bancos estatales rusos, veto a la exportación de tecnologías extractivas y
embargo sobre la venta de armamento— e incluirán una rebaja en los plazos de
vencimiento de los productos financieros que pasará a ser de 30 días frente a
los 90 actuales. Un consejero de seguridad nacional de Barack Obama, confirmó
el jueves en la cumbre de la OTAN de
Gales que EE UU pactará con la UE las nuevas medidas contra Rusia.
De confirmarse, la batería de
sanciones supondría una nueva vuelta de tuerca sobre la débil economía de
Moscú, a un paso de la recesión, y redoblaría la presión sobre el Kremlin.
Según el documento definitivo de conclusiones al que ha tenido acceso EL PAÍS, la UE —en una
acción coordinada con el G-7, el grupo de economías más industrializadas—
también prohibiría a los bancos europeos la participación en créditos
sindicados solicitados por bancos o empresas rusas en cuyo capital el Estado
ruso tenga una participación “igual o superior al 51%”. A finales de julio,
cuando Bruselas aprobó las últimas sanciones contra Moscú, la UE dejó abierta
esta vía de captación de crédito. Ahora, al cerrar definitivamente la puerta de
los sindicados, los Veintiocho ahogarían una de las pocas vías de financiación
que le quedaba a las compañías semiestatales rusas en el mercado internacional
de capitales.
En el documento de sanciones —que aún
debe ser aprobado por los Veintiocho— también figura una restricción de la
financiación europea a compañías controladas parcial o totalmente por el Estado
ruso cuya principal actividad sea la “venta o transporte de petróleo”. Además,
el documento comunitario deja entrever que algunas de las restricciones
aprobadas a finales de julio aún no se han podido concretar y pide a los
Estados que den pasos para su implementación definitiva.
Fuentes diplomáticas europeas
confirman que, si Rusia persiste en su acción en el este de Ucrania,
la UE está decidida a llevar el castigo al terreno deportivo o cultural, lo que
afectaría a competiciones como el Mundial de fútbol de 2018 o el Gran Premio de
Fórmula 1 previsto para octubre en Sochi, pero creen que su aplicación
definitiva no llegará en el paquete que los embajadores estudiarán este
viernes. “Se confirma la vuelta de tuerca en el plano financiero respecto a las
sanciones de julio, pero las medidas no tendrán la intensidad máxima que se
preveía la semana pasada”, resumen estas fuentes en referencia al posible veto
sobre acontecimientos deportivos en territorio ruso.